Investigación realizada por Ludmila Crippa

1. Introducción

Los arquitectos -al igual que los poetas, los ingenieros, los directores de cine o los compositores- sufren un desplazamiento respecto de la realidad material de su disciplina y, en consecuencia, se ven obligados a recurrir, en su trabajo, a sistemas de notación. En el caso particular de la arquitectura los dibujos son los medios de evasión, los subterfugios y trucos por medio de los cuales poder superar este vacío interpuesto.



El arquitecto, a diferencia de los pintores o escultores, nunca trabaja directamente con el objeto de su pensamiento, sino a través de algún medio (por lo general, el dibujo).
Estos documentos (dibujos, modelos, textos...) median la relación a distancia entre el arquitecto y la obra, que muchas veces ocurre además en otro tiempo o lugar (obras que se construyen en otra ciudad o incluso después de la muerte de su autor). Podemos entender esta práctica asociándola a la de un compositor con una pieza musical o u dramaturgo con un guión teatral. (> ver Stan Allen, Mapeando lo inmapeable)
Los documentos que producimos los arquitectos dan instrucciones precisas que permiten la construcción, se basan en sistemas de convenciones y referencias pero operan a través de la interpretación.
Nos concentraremos ahora en dos documentos/procedimientos específicos de la práctica arquitectónica: el relevamiento y el replanteo.
El relevamiento y el replanteo son al mismo tiempo dibujos y acciones.
Relevar es la accion de obtener medidas y posiciones en un sitio.

El relevamiento es el procedimiento que traduce y organiza en un documento gráfico el registro de esa acción. El documento es posterior a la acción.

Replantear es el procedimiento con que la construcción transfiere al sitio las dimensiones y posiciones desde los documentos gráficos.

Un plano de replanteo es el documento gráfico que determina las instrucciones para realizar esa acción en un sitio determinado, estableciendo referencias para fijar posiciones. Este documento antecede necesariamente a la acción.

Tanto el relevamiento (como un documento de registro) y el replanteo (como un documento que da instrucciones), se valen de sistemas de referencias para determinar con precisión medidas y posiciones.
A lo largo de la historia, los arquitectos e ingenieros han desarrollado diversos sistemas para establecer relaciones de medidas. En la tradición clásica encontramos un campo especifico desarrollado en los Tratados de arquitectura, en torno a la medida como un sistema de proporciones entre las partes (relación entre el diametro y la altura de una columna por ejemplo), o entre las piezas de una obra y un patrón exterior, como el cuerpo humano.
Varios siglos más tarde, después de la Primera Guerra Mundial, y ante la necesidad de construcción de viviendas a gran escala, apareció la necesidad de estandarizar la arquitectura, asociándola a los patrones de la producción industrial. Más tarde, Le Corbusier se propuso desarrollar un sistema "que permitiera darle medida a todos los objetos producidos industrialmente (aunque desde el origen incluyó la expectativa de dimensionar también -y fundamentalmente- el espacio), atendiendo especialmente a que ese sistema permitiera cubrir una gama de tamaños tan amplia como fuera posible (conceptualmente infinita) " (> ver Medida y Norma)
La ingenieria militar fue la encargada de desarrollar los sistemas de notación y de revelamiento a gran escala, entendiendo el medir o tomar posición como un dominio sobre el territorio. Se definieron incluso mecanismos para tomar medidas de un sitio con la vista, estableciendo relaciones geométricas para medir grandes distancias. En la actualidad existen métodos digitales que registran la topografia en modelos tridimensionales. (> ver instrumentos), aunque en las obras de mediana escala todavía se establecen ejes de referencias, escuadras o niveles con mecanismos y herramientas similares a los que se utilizaban en la antigüedad.
Ponemos a disposición una serie de documentos y textos que profundizan e ilustran estos temas.